by Alejandro Bermúdez
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by Alejandro Bermúdez
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El estrés forma parte de la vida diaria: trabajo, estudios, responsabilidades, problemas personales… Todos pueden generar tensión física y mental.
Aunque es una respuesta natural del cuerpo, cuando se vuelve constante puede afectar tu salud, tu energía y tu bienestar emocional.
La buena noticia es que existen estrategias efectivas para manejarlo y recuperar el equilibrio.
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Reconoce qué te está causando estrés
El primer paso para reducir el estrés es identificar su origen. Pregúntate:
- ¿Qué situación me genera tensión?
- ¿Qué pensamientos aumentan mi ansiedad?
- ¿Puedo cambiarlo o debo adaptarme?
Cuando sabes de dónde viene, puedes abordarlo de forma más clara y consciente.
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Respira profundamente y baja el ritmo
La respiración es una herramienta poderosa.
Un ejercicio sencillo:
- Inhala 4 segundos
- Mantén 2 segundos
- Exhala 6 segundos
- Repite de 5 a 8 veces
Este tipo de respiración activa el sistema de relajación del cuerpo y reduce la tensión en minutos.
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Mantente activo
El movimiento libera endorfinas y ayuda a regular los niveles de cortisol (la hormona del estrés).
No necesitas un entrenamiento intenso: caminar, estirarte, bailar o hacer yoga son opciones excelentes.
La clave es mover el cuerpo todos los días, aunque sea poco.
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Establece pausas y límites
No puedes con todo al mismo tiempo.
Organiza tus actividades, prioriza tareas importantes y permite que tu mente descanse.
Incluso pausas de 5 minutos durante el día pueden ayudarte a recuperar energía.
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Conecta con personas de confianza
Hablar con alguien que te escuche puede aliviar cargas emocionales.
Una conversación sincera con un amigo, familiar o incluso un profesional puede ayudarte a ver las cosas con más claridad y menos tensión.
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Duerme lo suficiente
El sueño es medicina natural para el estrés.
Dormir bien mejora tu estado de ánimo, tu concentración y tu tolerancia emocional.
Establece una rutina nocturna y evita pantallas antes de dormir.
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Practica actividades que disfrutes
Leer, cocinar, escuchar música, dibujar, hacer manualidades o cualquier hobby que te relaje es una forma sana de liberar estrés.
Tu cerebro necesita momentos de bienestar y desconexión.
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Acepta que no puedes controlar todo
Mucho del estrés viene de querer tener control absoluto.
Aprender a soltar, adaptarte y enfocarte en lo que sí puedes manejar reduce significativamente la tensión emocional.
Lidiar con el estrés no significa eliminarlo por completo, sino aprender a gestionarlo de manera saludable.
Pequeños cambios diarios pueden transformar tu bienestar emocional y físico.
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