by Alejandro Bermúdez
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by Alejandro Bermúdez
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Día Internacional de la mujer, momento de reflexiones
«Las mujeres son el motor que impulsa el progreso de la humanidad, considerando a la educación como clave para su empoderamiento y sean vistas como líderes y agentes de cambio, y no solamente como víctimas o receptoras de ayuda”.
Michelle Obama (2017)
La mujer, un cúmulo de aristas. En ellas los poetas han encontrado inspiración constante. Son el apoyo al sostén de las familias por su dedicación y compromiso.
Sin embargo, no siempre ha sido valorada así, pues a lo largo de la historia, las mujeres han sido objeto de segregación, humillaciones y de invisibilidad desde tiempos remotos, donde el patriarcado rancio y abusivo, la ha dejado en segundo plano, sin el ejercicio de sus derechos como ser humano.
Durante muchos años ellas sintieron que ocupaban un plano diferente y nada agradable con respecto al resto.
Muchas eran tratadas como objeto sexual y de simple procreación, que garantizaba placeres mundanos y la descendencia que diera continuidad a su patrimonio material y su ego en términos de dominación económica, política y cultural.
Pero como nada es para siempre y muchas mujeres, ganando conciencia en su rol y existencia, demostraron su valía, comenzaron su lucha y exigencias a las sociedades, ejemplo que fueron imitadas y seguidas en diferentes ciudades y sociedades, hasta llegar a la actualidad en la que las mujeres van ocupando espacios cada vez más sólidos en la conquista de sus derechos como ciudadanas con criterio, existencia humana y talento.
Las mujeres de cada época se han mostrado en una lucha por sus derechos; a saber: igualdad laboral y salarial, derecho al voto y a vivir en mejores condiciones que les permitan participar en la sociedad.
Es que durante cientos de años no han tenido participación en la economía, la política y en todos los ámbitos en los que el desarrollo era inherente en exclusiva para el hombre.
Estas batallas encontraron en la determinación de su día internacional, el símbolo oportuno para estimular la identidad femenina como ente activo en la sociedad. De ahí que surgiera el día que les diera sentido y visión política.
El Día Internacional de la Mujer tiene sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que, de manera especial en Europa, comenzaban a alzar la voz por una vida digna.
Este día nació en pie de lucha, por ser reconocidas y reclamar y exigir una existencia plena en la sociedad.
La determinación del Día Internacional de la Mujer se debe a una iniciativa de Clara Zetkin, que se aprobó en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, efectuada en Copenhague, Dinamarca, en agosto de 1910, como jornada de lucha contra el imperialismo, el militarismo y la guerra, en favor de la paz, la democracia y la igualdad de derechos de la mujer, y hace alusión a un hecho ocurrido un día similar, pero de 1857, referido a una huelga de obreros textiles, ocurrida en New York. Clara Zetkin (1857-1933) es considerada como la más grande dirigente femenina de la historia alemana. Fue escritora, periodista y oradora.
Pasaron muchos años en que las celebraciones se realizaban de forma cada vez más coordinadas por las organizaciones de mujeres de muchos países.
Su consistencia y lucha y la comprensión y solidaridad de los hombres de bien, con nuevos pensamientos de la relación entre hombres y mujeres, que propiciaron que la Asamblea General de las Naciones Unidas acordara en el año 1975, establecer el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Esa aprobación tuvo el objetivo declarado de referir a la mujer como artífice de la historia, de reconocer la lucha sostenida y justa de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre.
Es una forma de brindar respaldo oficial a las mujeres del mundo por reivindicar su lucha por la igualdad, la paz, la justicia, el respeto pleno a los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo sostenible
El Día Internacional de la Mujer se concibió desde sus inicios como una jornada por la reivindicación de los derechos de las mujeres.
De ahí que su finalidad sea sensibilizar a la sociedad y potenciar la igualdad real de género. Así, se reclama la reducción de las desigualdades. En este sentido, en estas conmemoraciones se revela que la violencia contra las mujeres, en especial la violencia de género y la violencia sexual, “son la expresión más amarga de las sociedades machistas, con convicciones profundamente patriarcales.”
En otro sentido, la manifestación del 8 de marzo es una jornada de unión de las mujeres de todo el mundo, sin importar su procedencia, su raza, su profesión ni su nivel de ingresos.
Es de reconocimiento de los logros, de las pequeñas y grandes victorias, pero también de lucha, de la firme convicción que aún quedan derechos y oportunidades por lograr.
Por ello, cada 8 de marzo se conmemora en el mundo la lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y ejercicio efectivo de sus derechos.
Es necesario recordar que este día no debe ser un símbolo de festejo, aunque ya se atesoran logros importantes, sino un recordatorio de cada una de las mujeres que han levantado la voz a lo largo de la historia por ellas y las mujeres y niñas de las nuevas generaciones.
Asimismo, reconocer el trabajo diario de las nuevas voces que en pleno siglo XXI buscan visibilizar las condiciones de vida de las mujeres en su diversidad y sus contextos sociales.
En nuestro país se desarrollan con efervescencia política y de transformaciones, muchas actividades y cada vez con mayor apoyo de los movimientos de las mujeres por sus derechos.
En los últimos años se desarrollan iniciativas que movilizan a las mujeres, igual a muchos hombres, quienes, a pesar del fuerte arraigo cultural machista, van comprendiendo el valor de las mujeres y con ello, de la igualdad de género y la equidad para el avance social.
Evidentemente no todo está logrado. Los avances solo deben ser vistos como un estímulo a seguir la lucha por la igualdad y los derechos de las mujeres.
Cada 8 de marzo es una oportunidad para dignificar a las mujeres que han logrado, con su lucha constante y de sacrificios de sus propias vidas por las reivindicaciones de las de su género.
Así lo reconoce el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (8 de marzo de 2019), cuando señala sobre estas conmemoraciones: “Es un momento para reflexionar sobre los avances en materia de igualdad, impulsar más cambios y reconocer la determinación de las mujeres que han jugado un papel clave en la historia de los países y sus localidades.”
Por su parte, el Instituto Nacional de las Mujeres reconoce que “Cada 8 de marzo…es necesario recordar la importancia de reconocer la historia de los derechos políticos, sociales, económicos de las mujeres y niñas que siguen luchando por un mundo igualitario, libre de violencia y discriminación.” (7 de marzo de 2022)
Igualmente, la ONU en unión con México promueven la iniciativa SUMA: democracia es Igualdad. Una ruta mexicana del aprendizaje compartido, que se dirige a tomar conciencia sobre la equidad de género, Ciudadanía, Trabajo y Familia, entre otros temas. Su finalidad como proyecto es lograr la igualdad de género en los espacios de toma de decisiones y un impulso de los derechos económicos de las mujeres. (mexico.unwomen.org)
En nuestro entorno nacional debemos plantearnos con claridad los motivos de seguir luchando.
Nuestro país aún presenta situaciones muy complejas que constituyen argumentos para seguir la lucha por nuestros derechos, ejemplo de ello son los siguientes datos:
- Se estima que en México existen 10 feminicidios al día
- La sobrecarga de trabajo de las mujeres es 4 veces más de la de los hombres
- La tasa de participación económica de las mujeres del 44% sobre el 76% de los hombres.
En otro sentido, en el mundo ha habido un retroceso sanitario, ha aumentado la violencia de género, el matrimonio infantil ha aumentado, como evidente retroceso en la visión del matrimonio como unidad de y por el amor, mayores índices de violencia sexual, aumento de los índices migratorios en los que las mujeres y las niñas son el rostro más preocupante.
Por lo pronto, en las últimas décadas siete mujeres latinoamericanas se han sentado en la silla presidencial de sus países, lo que es una muestra de transformaciones en las sociedades.
Por supuesto, manifiestan posiciones políticas diferentes y no siempre son consecuentes con el clamor de sus conciudadanas, pero con sus logros políticos, dan pasos muy importantes en el reconocimiento femenino de su talento y derechos.
En este sentido, tenemos la primera mujer presidenta de la historia de México, Es un hecho histórico que da cuenta de los tiempos que corren, son serias señales de transformación política, cultural, simbólica y emocional.
Con mucha polémica e infinidad de disímiles criterios que no demeritan semejante logro. Ella ha sido clara en su programa de gobierno, en el cual incluye una labor muy fuerte en defensa de la mujer, de manera específica, de las mujeres indígenas, de las cuales existen en México más de tres millones.
Muchas letras quedan por plasmarse en la escritura del desarrollo de la mujer, pero el camino está marcado y para ello no hay retroceso.
El colibrí tiene un significado espiritual positivo en muchas culturas, [...]