by Alejandro Bermúdez
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by Alejandro Bermúdez
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Las Etapas del Duelo: Un Viaje Hacia la Sanación.
El duelo es un proceso profundamente humano.
Todos, en algún momento de la vida, enfrentamos pérdidas: un ser querido, una relación, un trabajo, una etapa, un sueño o incluso una versión de nosotros mismos.
Aunque duele, el duelo también es un camino de transformación.
Comprender sus etapas puede ayudarnos a transitarlo con más compasión y conciencia.
La psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross describió cinco etapas del duelo.
No son lineales ni se viven igual en todas las personas; podemos avanzar, retroceder o experimentarlas de manera simultánea.
Lo importante no es “cumplirlas”, sino permitirnos sentir y sanar.
- Negación: “Esto no puede estar pasando”
La negación funciona como un escudo protector. Es el mecanismo emocional que nos da tiempo para asimilar la realidad.
En esta etapa, la mente se niega a aceptar la pérdida, como si rechazara lo inevitable. No es falta de aceptación, es una forma de amortiguar el impacto inicial.
La negación no es huir: es darse espacio para respirar ante el dolor.
- Ira: “¿Por qué a mí? ¡No es justo!”
Cuando lo ocurrido empieza a sentirse real, surge la frustración, el enojo y la sensación de injusticia. La ira puede dirigirse hacia otros, hacia uno mismo, hacia la vida o incluso hacia la persona perdida. Aunque incómoda, es una energía emocional necesaria.
La ira es una expresión del amor que no sabe dónde colocarse después del cambio o la pérdida.
- Negociación: “Si tan solo…”
En esta etapa buscamos alternativas, acuerdos o escenarios hipotéticos para intentar revertir o aliviar el dolor. Aparecen pensamientos como:
“Si hubiese actuado diferente…”, “¿Y si pudiera retroceder el tiempo?”.
Es una etapa cargada de culpa y deseos de cambiar lo sucedido, como si pudiéramos rehacer la historia.
- Depresión: “Esto duele demasiado”
Cuando ya no hay manera de negociar con la realidad, el dolor emocional se vuelve profundo.
La tristeza se vuelve más presente, aparece el cansancio, el silencio, la falta de motivación y el retraimiento. No es debilidad, es una respuesta natural al amor y a la ausencia.
Permitirnos sentir y pedir apoyo profesional o emocional es esencial.
- Aceptación: “Estoy aprendiendo a vivir con ello”
Llegar a la aceptación no significa olvidar, aprobar o que “todo esté bien”, sino reconocer la pérdida y construir una nueva manera de vivir con ella. Es el inicio de una reconciliación con la realidad y con nosotros mismos.
En esta etapa comienza a abrirse un espacio para aprender, agradecer lo vivido y encontrar sentido.
El duelo no es lineal, es un proceso personal
Cada persona vive el duelo a su ritmo y con sus propios recursos. Compararnos o acelerarnos solo genera más dolor. Lo importante es recordar que no estamos solos y que pedir ayuda es un acto de valentía.
El duelo también puede transformarnos: nos hace más sensibles, más conscientes, más humanos. A veces, del dolor surge una nueva fuerza interior y una visión más profunda de la vida.
¿Qué puede ayudar durante el duelo?
- Permitir sentir sin juicio
- Hablar con personas de confianza
- Escribir o expresar emociones creativamente
- Buscar acompañamiento psicológico si es necesario
- Recordar que sanar no significa olvidar
El duelo es el reflejo del amor. Duele porque hubo un vínculo profundo y significativo.
Date permiso para vivirlo con paciencia y cariño hacia ti mismo. La sanación no es un destino, es un camino que se recorre día a día.
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